EL ESTRÉS: Etapas, principios y consejos
Algunos conceptos básicos antes de empezar:
– Estresante o estresor: algo que amenaza la seguridad o el bienestar de la persona. Son los agentes externos que desencadenan la tensión.
– Estrés: estado de desequilibrio fisiológico que tiene componentes emocionales cognitivos muy desagradables.
¿Los estresantes siempre producen estrés? NO
¿El estrés siempre está causado por estresantes? NO
Se puede experimentar estrés en ausencia de estresante y un estresante no siempre es capaz de producir estrés.
Según la OMS, el estrés es un mecanismo de defensa que nos prepara para responder al estresor de la manera más adaptada posible.
El estrés se desarrolla en tres etapas:
1. Alarma
2. Resistencia
3. Agotamiento
La mejor forma de entender el estrés sería como la relación entre las cargas frente a la resistencia a esas cargas. Son las capacidades individuales frente a las exigencias del medio ambiente. Cuando las cargas superan mi capacidad de resistencia, aparecen los llamados síntomas, como por ejemplo, dolor de cabeza, problemas estomacales, pérdida de pelo, etc. Esas cargas pueden ser trabajo, problemas familiares, sociales, decisiones, pérdida de identidad, etc. pero sobre todo, las cargas suelen estar dentro de uno mismo. Estas cargas, van superando nuestro nivel de resistencia hasta que llega un día en el que nuestra resistencia es menor que las cargas, y entonces ¿qué pasa? La balanza se desequilibra, se inclina hacia el lado del estrés donde aparecen los síntomas.
Estos síntomas son importantes porque nos van a poder permitir analizar esa información para poder diagnosticar o tratar el problema subyacente. El cuerpo nos informa que algo sucede dentro de nosotros.
Las diferentes etapas del estrés son las siguientes:
- Percepción: la realidad no existe fuera de nuestros propios procesos mentales, por tanto, yo percibo la realidad como yo creo que es. Nuestra realidad es realmente, nuestra propia interpretación acerca de las cosas que pasan a nuestro alrededor.
- Cambio de conducta y hábitos: La segunda etapa consiste en que cuando percibimos una situación de estrés lo que va a desencadenar es un cambio de conductas y de hábitos, sin necesidad de que la situación en sí sea estresante. Automáticamente, nuestro cuerpo reacciona así ante una señal de alarma. Vamos a obtener una conducta compulsiva y no sustitutiva. Por ejemplo: cuando yo fumaba, si percibía una situación estresante fumaba más de lo normal y decía que eso me tranquilizaba (creo que veía más situaciones estresantes de las que realmente existían para tener una excusa y poder fumar más).
- Síntomas físicos y psicológicos: Estos aparecen porque no hemos compensado la situación de estrés manteniendo esa balanza en equidad. No todas las personas vamos a tener los mismos síntomas.
- Enfermedad: Si no compenso y arreglo el estrés, llegamos a una situación de enfermedad. Los síntomas se convierten en enfermedad siempre que no solucionemos nuestro problema original.
Como cualquier otro desorden en nuestra salud mental, el estrés tiene algunos costes, entre ellos nos podemos encontrar con: decaimiento del ánimo, descenso de la productividad, problemas en las relaciones interpersonales, posible aparición de episodios de ira o agresividad, etc.
Existen varios principios ambientales del estrés que debemos tener en cuenta para poder alcanzar una sensación de calma. Los podemos emplear en nuestra casa, en nuestra zona de trabajo, en un espacio en concreto donde pasemos muchas horas, etc.
1. Principio de la irritación. Los estímulos que irritan los sentidos pueden provocar estrés. Ejemplo: ruidos fuertes.
2. Principio de la tranquilidad. Los estímulos que tranquilizan pueden aliviar el estrés. Ejemplo: luz tenue, aromas agradables. No todos utilizamos los mismos estímulos, y lo que a mí me aporta tranquilidad no tiene por qué producir el mismo efecto en otra persona.
3. Principio de la sobreestimulación. Estar expuestos a una gran cantidad de estímulos puede provocar estrés. Por ejemplo: estar cerca de una carretera con mucho tráfico, una pared con muchos cuadros, etc.
4. Principio de los mínimos. Al contrario que la anterior, una baja estimulación alivia el estrés.
5. Principio del color. Hay que tener cuidado con los colores que empleamos e intentar utilizar colores pálidos y fríos para conseguir un estado de calma. Debemos evitar los colores fuertes como el amarillo o el naranja en zonas muy amplias.
Existen diferentes tipos de tratamientos, pero desde Medicina Sin Fármacos vamos a daros algunos consejos que podéis seguir para reducir el estrés:
- Sustituir creencias irracionales por racionales sustitutorias. Es decir, en vez de pensar “siempre llego tarde” o “soy incapaz de hacer nada bien”, vamos a cambiarlo por “a menudo llego tarde” o “hago bien algunas cosas pero no todas”. Es importante el lenguaje que utilizamos con nosotros mismos.
- Reducir las fuentes de estrés. Consiste en intentar reducir o evitar esas situaciones, personas, etc. que nos producen estrés.
- Utilizar técnicas de relajación y meditación. Está demostrado que estas prácticas si se realizan con regularidad, aportan una mayor sensación de bienestar a las personas.
- Tratamiento de ideas. Coordinar nuestras ideas, dar la prioridad que merece cada una, alivia el estrés.
- Planificar. Planificar nuestro día a día o nuestro futuro (siempre estará sujeto a pequeñas modificaciones o a eliminar esa planificación si nuestros objetivos o metas han cambiado) y aplicar métodos proactivos ayuda a reducir el estrés.